Por Laura Seara
Cae la noche. El sol me pega en los ojos. Hace calor. Me pongo la campera. Apago el cigarrillo y aspiro lentamente el humo. Una bocanada, dos. Lo vuelvo a prender. Me descalzo para que las botas me aprieten los pies.
El lago está cristalino, espeso. El sol hace sombra sobre las palmeras y los pájaros ahogan los últimos silencios del día.
Miro la hoja en blanco, llena de palabras sin sentido. Vacía. La hoja en blanco cubierta de tinta.
El parque está lleno de gente.
Estoy sola.