Por Javier Russo
-¡Miguel! No te acerques a la calle. Vení al lado mío.
La joven parada frente al Casmu que queda sobre la Avenida Belloni en el barrio Piedras Blancas, igual que todos los días se mueve como de memoria para tener el control de la situación. Se balancea suavemente de un lado a otro, sobre su brazo doblado, acostada, la bebe con un gorro rosado y una perla dorada en su oreja que refleja el brillante sol de este 8 de marzo, no deja de succionar el pezón de su madre. Con la otra mano agarra fuerte el triciclo donde un varón, prendido de sus vaqueros, intenta pedalear. Tiene apretado un celular entre la cabeza torcida y su hombro. Cada tanto sonríe y cada tanto interrumpe la conversación:
-¡Miguel! Venite para acá, no te acerques a la calle.
Una de las medidas que llamaban a tomar las organizaciones feministas el día de hoy era el paro de las mujeres de todas las actividades que realizan diariamente, partiendo de que todas son trabajadoras, asalariadas o no.
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La inspectora de la cooperativa Ucot, hoy vestida con un buzo negro, se acerca al bus de la línea 300 que recién llegó a destino.
-Hola flaca. ¿Vamos a la marcha? -le pregunta a la guarda y la saluda con un beso.
-Eh… no… Largo a las 21.
-Yo a las 16 me voy, me releva Alberto. A las 17 nos juntamos en la central y vamos en un coche a la marcha. Dale, vamos.
-Yo que sé, yo veo a esas turras hablando y después ven una pistola y se tiran de cabeza, mirá.
-Bueno que se tiren de cabeza arriba de una pistola no está mal, si no lo hacen serán lesbianas, pero eso no tiene nada que ver con la marcha de hoy, hoy vamos por nuestros derechos. Yo tuve lío con el encargado el año pasado. Me decía vos no sabes tal cosa porque sos mujer, o no entendés porque sos mujer, chistes así que en realidad no son chistes. La tercera vez que me lo dijo le paré el carro y le dije que la próxima iba al ministerio, no iba al sindicato, iba derecho al ministerio y lo denunciaba por discriminación. Y me fui a consejo directivo y a los cinco les dije lo mismo. Desde ahí el encargado está hecho una malva conmigo.
-Puede ser, pero yo necesito las horas. No voy a cortar el turno.
La inspectora volvió a su oficina. La guarda alcanzó un mate al conductor y levantando los hombros le dijo:
-Después alguien me contará como estuvo.
-O lo verás por el informativo, le dijo él mientras encendía el coche.
-Noo, yo llego a casa y me enchufo el Netflix.
La guarda, con su uniforme completo como todos los días, metió termo y mate adentro del bolso, hizo el destino, y el bus salió en tiempo y forma rumbo al Cementerio Central.
El sindicato de las cooperativas del transporte en la jornada de hoy llamaba a trabajar con una prenda de color negro y a las mujeres a parar desde las cuatro de la tarde para que puedan concurrir a la manifestación.
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Antes de que el 8M se vistiera de violeta, un varón asesinaba en Salto a su ex pareja por el solo hecho de considerarla de su propiedad. Es la séptima mujer víctima del machismo en lo que va del año. A este ritmo en diciembre se superarían los femicidios de 2017 que fueron 30. Por la tarde, trece cuadras llenas de manifestantes en Montevideo no impidieron que canal 10, durante la cobertura del sepelio de la mujer asesinada, dijera que no se hicieron presentes ni las organizaciones feministas ni las responsables de la Secretaría de la Mujer de la Intendencia.
Seguramente, en los próximos días, Alerta Feminista convocará a una nueva marcha para seguir gastando suelas y gargantas y así poder acortar distancias.