Un veinte muy particular

Eran las 19:05 de otro 20 de mayo. Centenares de personas de todas las edades se encontraban y charlaban animadamente en la esquina de 18 de Julio y Rivera. “Ahí vienen, ahí vienen”, y se hizo el silencio. Así comenzó la 20° Marcha del Silencio, la más multitudinaria hasta la fecha.

Foto: Ana Ferrerira

Foto: Ana Ferreira

150 mil personas marcharon bajo la consigna “¡Basta ya de impunidad! Verdad y justicia” desde el monumento a los Desaparecidos de América Latina, ubicado en Jackson y Rivera, hasta plaza Libertad. Una marcha memorable tanto por la gran participación de gente joven como por la ausencia de la incansable Luisa Cuesta, quien se encuentra hospitalizada por un accidente vascular, pero que se hizo presente gracias a los carteles en blanco y negro que rezaban “EN TU NOMBRE” junto a un retrato de la madre del desaparecido Nebio Cuesta.

Una vez más, personalidades del ámbito político y de la cultura acompañaron la causa. Desde el militante Jorge Zabalza en silla de ruedas, hasta un músico reconocido por su defensa de los derechos humanos como León Gieco. Rodrigo Arocena, ex rector de la Universidad de la República y Gabriel Calderón, actor y director de teatro, no fueron la excepción.

En la esquina de 18 de Julio y Fernández Crespo, una señora canosa en andador se lamentaba: “Es la primera vez que no puedo acompañar caminando, pero igualmente quería venir”.

Miles de personas se apiñaban en las aceras acompañando con la mirada y en silencio. De tanto en tanto bajaban a la calle para sumarse al lento caminar que, desde hace 20 años, reclama verdad y justicia.

En la sede del Banco República, ubicada en 18 de Julio y Magallanes, se podía leer: “Nos duele el silencio. Gritemos justicia”, perteneciente a Plenaria Memoria y Justicia. Entre la gente asomaba esa pregunta que hace 30 años espera respuesta: “¿Dónde están nuestros compañeros desaparecidos?” formulada por la Asociación de Ex Presos y Presas Políticos, Crysol. El Teatro El Galpón también habló en silencio: “Basta ya de impunidad”.

Al llegar a la intersección de 18 de Julio y Barrios Amorín se rompió el silencio por primera vez. Cada uno de los 192 detenidos-desaparecidos durante la última dictadura militar fue nombrado por altoparlante y su imagen proyectada en la pantalla del IMPO. Una señora mayor que se desplazaba gracias a la ayuda de un andador pronunció cada “¡Presente!” como si se le fuera la vida en ello. Esta situación se prolongó hasta llegar a la calle Cuareim, incluso habiendo parado por algunos minutos en varias ocasiones.

Cuando se hubo mencionado el último nombre, la gente comenzó a aplaudir hasta llegar a la Plaza Libertad, donde se entonaron las estrofas del Himno Nacional. Al grito de “Tiranos temblad” muchos puños se alzaron y muchas lágrimas corrieron. Llevarse las manos a la cara o quitarse los anteojos fue tarea obligada.

Alrededor de las 21 horas todo había llegado a su fin (un fin que nada tiene de sí). Comenzaron los saludos, los abrazos, los reencuentros. Varios fotógrafos no pudieron resistir la tentación de fotografiar a Aurelio González, quien se rodeó de flashes en un instante. Con sus tantos años y su inmortal cámara al cuello conversaba con un grupo de personas: “¡Aurelio! ¡Esa cámara! Recuerdo que con esa cámara el Bocha Benavides te sacó una foto a vos”. Aurelio sólo sonreía. Se escuchó la pregunta obligada de la noche: “¿Qué sabés de Luisa [Cuesta]?” “Luisa está bien, está estable. Creo que le iban a dar el alta ayer pero no se la dieron porque seguramente se venía a la marcha”.

El castigo de Sísifo

La organización Hijos, hijas y familiares de asesinados/as políticos del Uruguay dijo presente con la pancarta que reclamaba “Basta ya de impunidad. Más de 200 asesinados/as políticos en Uruguay entre 1968 y 1985”. Horas antes de la marcha, el presidente de la República, Tabaré Vázquez, creó el Grupo de Trabajo por Verdad y Justicia que investigará y recopilará información por los crímenes de lesa humanidad cometidos entre el 13 de junio de 1968 y el 28 de febrero de 1985, incluyendo el período de gobierno «democrático» de Jorge Pacheco y sus medidas prontas de seguridad. Este hecho ha generado repercusión a nivel de la Asociación de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos, y de otras organizaciones, que lo viven con esperanza porque por primera vez se incluirán en la investigación hechos ocurridos durante los cinco años previos al golpe de Estado cometido el 27 de junio de 1973.

Según integrantes del Grupo de Trabajo, en los próximos días se firmará la renovación del contrato entre Presidencia y la Universidad de la República, que venció en febrero de 2014, con el fin de retomar las excavaciones para la búsqueda de restos de desaparecidos.

Por otro lado, los dichos del ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, han generado malestar en integrantes de organizaciones de derechos humanos. Sostienen que «no ha demostrado voluntad para entregar documentación que se sabe se encuentra en el Ministerio de Defensa», en referencia a los legajos militares.
En el Día del Ejército, el pasado 18 de mayo, Fernández Huidobro dijo que las Fuerzas Armadas han sido estigmatizadas, calificando de mentirosas a las organizaciones de Familiares.

Como si fuera poco, a todo esto se suman los dichos del presidente del Centro Militar, Coronel (r) Guillermo Cedrés, quien calificó a quienes reclaman verdad y justicia de «resentidos» y manifestó que los integrantes de las Fuerzas Armadas no darán información si el Gobierno no les ofrece algo que los «motive».

La Suprema Corte de Justicia también dio la nota en abril, al expedirse a favor del ex policía Ricardo Zabala, quien fue absuelto de la imputación por el asesinato y desaparición del maestro Julio Castro, secuestrado el 1 de Agosto de 1977 cuyos restos fueron encontrados el 21 de octubre de 2011 en el Batallón de Infantería Nº14.

Han transcurrido treinta años de democracia. Treinta años empujando la piedra que siempre vuelve a caer.

Magdalena Pérez

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2 comentarios en “Un veinte muy particular

  1. Juan dijo:

    Excelente el artículo e impecable la prosa de la autora, felicitaciones a ella 🙂 Fundamental mantener fresca la memoria colectiva para que haya verdad y justicia. Saludos desde Argentina!

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